Terapia de SHOCK



Una de las terapias en psicología, que aun se sigue usando para tratar las fobias es la Terapia de Choque, también conocida como la pecera de Eva. Esta clase de terapias en psicología, ofrecen una inducción controlada de alguna forma de estado de choque fisiológico, es decir una forma de crear de una forma artificial y bajo unas condiciones seguras y controladas una situación con el objetivo de mejorar al paciente

¿Qué definición podemos ofrecer de este método? Es la inducción controlada de alguna forma de estado de choque fisiológico; es decir, una forma de crear de una forma artificial y bajo unas condiciones seguras y controladas una situación con el objetivo de mejorar al paciente.

Para qué sirven las terapias de choque

A través de este tipo de situaciones, el paciente toma conciencia de una forma más clara y directa de cuáles son sus miedos, qué obstáculos tiene que superar y qué proceso tiene por delante. La psicología es un área muy rica y extensa; por tanto, cada profesional valora su método de una forma objetiva. Cada paciente es diferente y concreto. De hecho, como explica Víctor Frankl, fundador de la Logoterapia, es un error tratar del mismo modo a dos pacientes aunque tengan el mismo problema.

La única terapia de choque llevada a cabo de forma más habitual en el siglo XXI es la terapia electroconvulsiva, que está dirigida especialmente a pacientes con depresión y desorden bipolar. Sin embargo, esta terapia ni siquiera se utiliza como una primera opción, sino como una alternativa última al ver que el paciente no responde de la forma adecuada a otros tratamientos utilizados previamente. En ocasiones, para ayudar a una persona hay que tener paciencia para poder dar con la forma más efectiva.

Terapias de choque para superar miedos


Algunos terapeutas también utilizan la terapia de choque para solucionar algunos temas de fobias. De este modo, el paciente hace frente cara a cara, de una forma directa, a aquello que le atormenta y que le hace sufrir. En el momento, la persona siente la presión de tener que superar un obstáculo que le preocupa, por el que sufre, siente presión y agobio emocional.

Sin embargo, una vez que la persona descubre que ha sido capaz de dar un paso hacia delante, también se siente mejor consigo misma. Por ejemplo, cuando alguien que tiene claustrofobia es capaz de subir un piso en ascensor, también descubre que no existe ningún peligro real y que la mayor limitación está en su mente.

Lo importante también a la hora de aplicar cualquier terapia es que exista una confianza plena por parte del paciente en el especialista. Por ello, el profesional que genera confianza también es aquél que informa de la forma adecuada sobre el proceso de una terapia.








No hay comentarios:

Publicar un comentario